De reciente aparición, escrito por Nicolás Carmona.
“Lejos del grito sórdido de las tribunas llenas, de los panelistas de los programas deportivos y de la polémica cláusula de rescisión de la estrella del Tottenham, en el culo del mundo un niño pequeño espera a su papá fuera del vestuario de Almagro Florida, una madre intenta sintonizar el partido en la radio a pesar de la interferencia de la estación de cumbia para ver cómo va su hijo en cancha de Talleres y un joven sueña con salir campeón por nada que la gloria con la azul y blanca de Argentinos del Sud, el club que lo formó como persona”.
De eso se trata “Fulbo, historias mínimas”, el tercer libro de Nicolás Carmona, escritor y ex futbolista marplatense, que enlaza recuerdos de su propia niñez, iluminada por los piques de la pelota, y el contexto de las casi siempre desoladas canchas de la Liga local.
De Editorial Gualicho, la obra no pretende historiar el fútbol de esta ciudad, ni se trata de una recopilación de datos. En cien páginas el autor entrega una serie de relatos breves y deliciosos, algunos de ellos ficción pura y otros surgidos a partir de hechos reales.
Ahí se mezclan las alusiones a futbolistas de existencia real y concreta -como el “Moto” Eugenio Ramajo, el “Molo” Marcelo Salinas, Cristian Otero, Sergio Gutiérrez o Pablo Corti-, a espectadores queribles de las largas jornadas de fútbol infantil -como el Moster o el Sonrisas- y a escenarios bien conocidos por los pocos fieles del fútbol de la Liga -dos relatos giran sobre las particularidades de las canchas de General Mitre y San Lorenzo, por ejemplo- con Hernán Salinas, Rigolucci o Eduardo Muttoni, personajes salidos de la cabeza del propio Carmona.
Y, de fondo, emociones y sentimientos de un pasado que formó a muchos futbolistas de esta ciudad. Entre ellos, al propio autor. Más la intervención del azar, muchas veces artero como el patadón de un adversario enconado, y otras cómplicemente amigo.
Este libro, según escribió el propio Carmona en sus consideraciones preliminares, “es una guía exploratoria de nosotros mismos, una sumatoria de llaves secretas que abren pasados que se alejan, que nos componen y que como granos de arena, se los lleva el viento”. Para futboleros o no, muy recomendable.